Anécdota
Desde muy niño mi padre solía traerme a Madrid para ensañare los museos que él conocía, por haber vivido en la Capital desde los 14 años hasta que yo nací. Me enseñó te Museo de Ciencias Naturales, el Museo del Ejército y el Museo del Prado. Visitando la pintura de Goya me llamó la atención el cuadro de La Nevada. Se trataba del cerdo o cochino según se el llamaba en el pueblo, a lomos de una caballería. No fue el perro ni los demás personajes del cuadro. Fue el cochino porque en el corral de casa todos los años criábamos dos cerdos. El darles de comer aviarles las cortes y toda la parafernalia de la matanza me era muy familiar. Mi padre me compro una postal con La Nevada de Goya. Aunque Goya lo pintó naturalmente en color, ya que no tomaba parte de las pinturas negras, la foto era en blanco y negro. El color en los años 40 y 50 no existía. Por este motivo y en recuerdo de aquella postal, la tecnología digital nos permite contemplar La Nevada, tal y como mi padre me la compró.
Pedro Taracena Gil
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